LOS 7 HUERTOS
¡Hombre de Shuruppak, hijo de Ubar-Tutu, destruye tu casa, construye un barco, renuncia a las riquezas, busca solamente la vida, desprecia los tesoros, guarda vivo el soplo de la vida! ¡Embarca en el barco todas las especies vivas! (Epopeya de Gilgamesh, mandato del dios Ea al primer Noé)
jueves, 17 de septiembre de 2015
7º HUERTO
“…ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre... pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella.
(…) Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí a diferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la
naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. ¡Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.” (Hölderlin, 1770 - 1843)
El 7º huerto es el jardín de la unidad en el que el hortelano empieza a sentirse parte en vez de dueño y se encuentra inmerso en las lunas y los ciclos, en los procesos de una naturaleza que nada sabe de adjetivos y simplemente es.
Es a partir de aquí donde empieza el juego apasionante de la vida, en el punto donde dejamos de distinguir y aprendemos a entender las infinitas relaciones y entendimientos entre todos los seres que formamos parte.
lunes, 14 de septiembre de 2015
EL SEXTO JARDÍN
El sexto es el jardín con raíces, utiliza las variedades locales y bebe en las fuentes de sabiduría del propio lugar y aunque continuamente innovemos y probemos nuevos cultivos y formas de hacer, es bueno acordarse siempre del sentido común y los consejos de nuetros vecinos. Caminando por el pueblo escuché al vuelo una conversación que refleja muy bien el sino de nuestro tiempo. Una abuela hablaba con el vecino, un joven de la casa de al lado. No sé de qué planta hablaban pero la abuela decía: - Hay que preguntar cuándo se planta. – Eso se mira en internet-, respondió el muchacho categórico; ignorando que en cada región, en cada aldea, incluso en cada parcela, las fechas de plantación se adecúan a microclimas y condiciones específicas que forman parte de ese compendio de sabiduría tradicional que se transmite de boca a oreja. Ese hilo de conocimiento tiene siglos de longitud y abarca no solo temas campesinos y hortelanos sino la propia historia, la forma de vivir y educar en relación con la sociedad y el paisaje que vivimos. Los caseros vascos sembraban el maíz a una señal del castaño. Observaban el brote de las hojas y cuando tenían el tamaño de la oreja de un ratón, empezaban la siembra. Por mucho que crezcamos en otras direcciones, el huerto nos ayuda a tener siempre los pies en la tierra y enraizar profunda y constantemnte.

EL 5º HUERTO
El quinto jardín es el jardín de la amistad. Cultivando un pequeño huerto no es preciso gastar dinero. Es el huerto del de - crecimiento, decrecemos en ansiedades y crecemos en sensibilidades y amigos con los que cambiamos conocimientos, semillas, plantas y frutos. No es lo que hacemos, es lo que no hacemos o dejamos de hacer lo que cambia realmente el mundo y hace un entorno mejor. Al final, la amistad se extiende no solo a los compadres y comadres, a los congéneres... sino a los coterráneos en general con los que compartimos territorios. El águila ratonera tiene un territorio inmenso que comprende nuestro pequeño vergel y otros muchos campos y bosquetes. No hace mucho la sorprendimos comiendose una babosa en mitad de este huerto... seguramente porque no había mucho más que llevarse a la boca ese día. El pequeño petirrojo en cambio apenas se asienta y defiende nuestro pequeño jardín cuyas fronteras coinciden casi exactammente con las de su diminuto reino. ¡Pero hay que ver como lo defiende de otros petirrojos intrusos¡¡ Y sin embargo se convertirá durante nuestros quehaceres jardineros en un fiel seguidor y durante las grandes nevadas vendrá a visitarnos, acercándose descaradamente para reclamar un poco de comida. Por la noche la lechuza que anida en el campanario cercano tiene aquí su territorio que se solapa con el del cárabo... y así vivimos en un mundo interelacionado, interdependiente, interterritorial y apenas somos simbiontes de un paisaje diverso y múltiple en el que merece la pena vivir, siempre que sepamos cómo.
jueves, 10 de septiembre de 2015
EL CUARTO JARDÍN
El cuarto jardín es el huerto del pensamiento y el espíritu donde los jardineros se convierten en filósofos, artistas, poetas... Es la arboleda de Academo donde se fundó la primera academia, el jardín de Epicuro y los jardines de deleite del mundo islámico y romano, los jardines de Babilonia y los oasis en el desierto, los paisajes culturados... En su "Historia de dos jardines", Octavio Paz cuenta muy bien la esencia de este cuarto jardín que es siempre mucho más diverso que biodiverso:
Yo era niño
y el jardín se parecía a mi abuelo.
Trepaba por sus rodillas vegetales
sin saber que lo habían condenado.
El jardín lo sabía:
esperaba su destrucción
como el sentenciado el hacha.
La higuera era la diosa,
la Madre.
zumbar de insectos coléricos,
los sordos tambores de la sangre,
el sol y su martillo,
el verde abrazo de innumerables brazos.
La incisión del tronco:
el mundo se entreabrió.
Yo creí que había visto a la muerte:
la otra cara del ser,
la vacía,
el fijo resplandor sin atributos.
(...)
Los pinos me enseñaron a hablar solo.
En aquel jardín aprendí a despedirme.
Después no hubo jardines.
(...)
Oí un rumor verdinegro
brotar del centro de la noche: el nim.
El cielo,
con todas sus joyas bárbaras,
sobre sus hombros.
El calor era una mano inmensa que se cerraba,
se oía el jadeo de las raíces,
la dilatación del espacio,
el desmoronamiento del año.
El árbol no cedía.
Grande como el monumento a la paciencia,
justo como la balanza que pesa
la gota de rocío,
el grano de luz,
el instante.
Entre sus brazos cabían muchas lunas
Casa de las ardillas,
mesón de los mirlos.
La fuerza es fidelidad,
el poder acatamiento:
nadie acaba en sí mismo,
un todo es cada uno
en otro todo,
en otro uno.
El otro está en el uno,
el uno es otro:
somos constelaciones.
El nim, enorme,
sabía ser pequeño.
A sus pies
supe que estaba vivo,
supe
que morir es ensancharse,
negarse es crecer.
Aprendí,
en la fraternidad de los árboles,
a reconciliarme,
no conmigo:
con lo que levanta, me sostiene, me deja caer.
Me crucé con una muchacha.
Sus ojos:
el pacto del sol de verano con el sol de otoño.
Partidaria de acróbatas, astrónomos, camelleros.
Yo de fareros, lógicos, sadúes.
Nuestros cuerpos
se hablaron, se juntaron y se fueron.
Nosotros nos fuimos con ellos.
Era el monzón.
Cielos de yerba machacada
y el viento en armas
por las encrucijadas...
miércoles, 9 de septiembre de 2015
EL TERCER JARDÍN
domingo, 6 de septiembre de 2015
EL SEGUNDO JARDÍN

EL PRIMER JARDÍN
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